Bionutrientes
Nota: Bioactivadores » Existen diversos productos, unos químicamente bien definidos tales como aminoácidos, polisacáridos, péptidos, etc. y otros más complejos en cuanto a su composición química, como pueden ser los extractos de algas, ácidos húmicos, etc., que al ser aplicados a las plantas, normalmente por vía foliar pero también por vía radicular, son bien absorbidos por las mismas y utilizados de forma más o menos inmediata. Aun cuando son nutrientes, no es este aspecto el que justifica su utilización sino el efecto activador que producen sobre el metabolismo del vegetal. Por ello, resulta aconsejable, en la mayoría de los casos, que sean aplicados junto con un abono mineral adecuado al cultivo y a su estado fenológico. Algunos formulados, además de microelementos, contienen cantidades respetables de nitrógeno, fósforo y potasio.
Los concentrados y soluciones de aminoácidos pueden contener como máximo 24 aminoácidos diferentes. De ellos, 20 constituyen la serie fundamental, es decir, con ellos se construyen las proteínas humanas; de los 20, los 10 que se sintetizan a partir del ciclo del ácido cítrico y otros intermediarios son sintetizados por el hombre y los otros 10 no los puede sintetizar; estos 10 últimos son los considerados aminoácidos esenciales y el hombre debe obtenerlos de la dieta. En la actualidad se ha demostrado que este número es de sólo 8. Aplicar el calificativo de esencial a un aminoácido respecto de una planta creemos que no es correcto salvo que se disponga de la información suficiente como para que pueda demostrarse que un aminoácido concreto no es sintetizado por esa especie. Por estas razones no aparece en el texto que sigue (salvo que se me haya pasado) el término esencial aplicado a los aminoácidos.
En general, estos productos se caracterizan por ser, en mayor o menor medida, directamente asimilables por las plantas, no dependiendo su absorción de la función clorofílica; es decir, pasan a través de la epidermis al torrente circulatorio desde el cual y con un consumo mínimo de energía, entran a formar parte de los diversos componentes de la planta. Recomendados como vigorizantes y estimulantes de los más diversos cultivos, en especial cuando han soportado condiciones adversas tales como sequías, heladas, trasplantes, transportes, plagas, enfermedades, efectos fitotóxicos consecuencia de la aplicación indebida de productos fitosanitarios, etc.
Se aconseja su aplicación en: cereales, junto con los herbicidas de postemergencia y antes de la formación del zurrón o al comienzo y final del ahijado. Cultivos en los que se aprovecha el fruto: alcachofa, algodón, cítricos, frutales, tomate, etc., antes y después de la floración y antes de que se inicie la fase de máximo desarrollo del fruto. Forrajeras y hortalizas aprovechadas por sus hojas: alfalfa, espinaca, lechuga, etc., durante la etapa de crecimiento activo coincidiendo con los tratamientos fitosanitarios. Patata, con brotes de 15 cm y 15 días antes de la aparición de la flor, aplicar preferentemente 48 horas después de un riego. Olivo, en prefloración, al cambio de color de la flor y con fruto de 5 mm. Parral de vid y vid, en prefloración y durante el ciclo biológico. Cuando se formulan en mezcla con NPK, se considerará el equilibrio nutricional y el estado del cultivo.
En general, resulta aconsejable hacer la aplicación de estos productos aprovechando la de otros fitosanitarios. Siempre, si no se tiene experiencia, hay que consultar al servicio técnico del fabricante tanto sobre la mezcla a realizar como sobre la posible reducción de la dosis del producto fitosanitario con que se pretende mezclar.