
Nota: Hierro » La esencialidad del hierro queda de manifiesto si se piensa que, además de ser el micronutriente que en mayor cantidad consumen las plantas, forma parte de numerosas enzimas que intervienen en las reacciones de oxido-reducción, es esencial para la formación de la clorofila (aun cuando la molécula de ésta no lo contiene), está estructuralmente involucrado en las sulfo-ferro-proteínas que constituyen los dos componentes del complejo enzimático responsable de la fijación biológica del nitrógeno atmosférico, en los lípidos lamelares del núcleo, cloroplastos, mitocondrias, citocromos, ferredoxina, etc.
Las deficiencias férricas pueden presentarse bien porque no exista hierro a disposición de la planta, lo que puede ser debido a que no exista hierro en el suelo o a que el que exista se encuentre en forma no asimilable, insoluble (suelos básicos o alcalinos), o a la presencia de fósforo (P), zinc (Zn), manganeso (Mn), cobre (Cu) o molibdeno (Mo) en exceso o a la carencia de potasio (K). Los aportes elevados de nitratos en suelos alcalinos pueden ocasionar deficiencias férricas. El síntoma más característico de la deficiencia de hierro lo constituye la decoloración, clorosis, de las hojas terminales de los brotes.
La aplicación excesiva de hierro puede llevar a un exceso de hierro en hoja que se traduce en un defecto de manganeso el cual se manifiesta por clorosis tenue y generalizada.
Se consideran cultivos especialmente consumidores de hierro aguacate, alfalfa, algodón, aliso, apio, arroz, avellano, avena, cacahuete, cebada, césped, chirimoyo, chopo, Chrysanthemum indicum, ciruelo, cítricos, espinacas, frambueso, fresa, gerbera, habas, judía, lechuga, limonero, maíz, manzano, melocotonero, membrillero, nogal, Pelargonium zonale, pepino, peral, pimiento, Pinus silvestris (Pino de Balsain), remolacha, ricino, roble, rosal, soja, sorgo, tabaco, tomate, vid y Vriesea splendens.
En el mercado existen numerosas formulaciones que contienen el hierro en forma de quelato lo que permite que pueda ser utilizado por las plantas en suelos con elevado pH y alto contenido en calcio (Ca); estos quelatos son fotosensibles por lo que deben ser aplicados al suelo y enterrados seguidamente. También existen formulaciones que contienen el hierro en forma de flavonoides que no son fotosensibles y que pueden ser aplicados en pulverización directamente sobre la planta.
Aplicación de quelatos:
En seco » Hacer varios hoyos de 10-20 cm de profundidad en la zona de goteo, repartir entre ellos la cantidad correspondiente a la planta, cubrir, regar por inundación.
Disueltos en agua » Disolver el producto en una cierta cantidad de agua y distribuir inyectando en la zona de goteo (mínimo en 4 puntos); en bandas mediante reja localizadora; haciendo varios hoyos similares a los descritos anteriormente y repartiendo el caldo entre ellos, en este caso, cubrir seguidamente; y, en las distintas técnicas de fertirrigación.
En pulverización grosera al suelo » Diluir en 300-600 litros de agua y pulverizar directamente al suelo antes de una labor o riego.
Dosis » En todos los casos la dosificación varía con la especie, desarrollo de la planta y gravedad del estado carencial, por lo que las dosis que en cada caso se recomiendan únicamente deben ser tomadas como orientativas.
Momento de aplicación » En cultivos herbáceos, es conveniente aplicar al suelo en presiembra o pretrasplante. Si en cualquier momento del cultivo se observan síntomas carenciales, aplicar inmediatamente por vía foliar o En fertirrigación. Cultivos leñosos de hoja caduca, aplicar preferentemente al suelo justo antes de la brotación de primavera y en agosto, si se considera necesario, a lo largo del cultivo por vía foliar o radicular; una aplicación en postcosecha suele ser eficaz. Cítricos, si se presenta esta carencia, o cualquier otra, conviene aplicar antes de las brotaciones de primavera y verano, preferentemente por vía radicular. Tanto en frutales de hoja caduca como en cítricos, puede resultar conveniente realizar aplicaciones foliares complementarias.
Existen varias formulaciones de hierro con manganeso y zinc que deben considerarse más como correctores de hierro que como correctores de carencias triples de hierro, manganeso y zinc ya que estos dos últimos elementos se incluyen en las formulaciones porque facilitan la absorción del hierro y por tanto la corrección de la carencia férrica. No obstante, con el fin de mantener un orden coherente se mantienen en carencias triples.