Ya en la dinastía III, uno de los primeros arquitectos conocidos en la historia, Imhotep (Foto 1), introdujo el uso de la piedra para levantar el recinto funerario de Dyoser (Zoser, siglo XXV a.C) en la llanura desértica occidental, en la zona de Saqqara.
La ribera occidental del Nilo, lugar por donde se pone el Sol al atardecer, es el lugar que los antiguos pobladores de Egipto reservaban para sus difuntos, el lugar de eternidad.
El paso de las construcciones en adobe, ladrillos de barro cocido, a la piedra es de una importancia primordial para la evolución de la arquitectura. La piedra, arenisca o caliza, es un material mucho más duradero y, en su uso funerario, tenía las características necesarias para infundir en las construcciones un aire eterno. Como los propios egipcios grabaron en sus piedras, "he construido un monumento para la eternidad".
Sin embargo, la dureza de este material arquitectónico (1) era una dificultad para el trabajo, pues hablamos de un pueblo que no había rebasado los límites de la Edad del Bronce.
Fue necesaria, además de una inteligencia excepcional y una mano de obra suficiente, la creación de herramientas y útiles que permitieran el trabajo de la piedra.
Son pocos los nombres de los arquitectos que nos ha legado la historia. Para los habitantes de las dos orillas del Nilo, la importancia estaba en el faraón y en los monumentos que mandaba construir, pero nunca en los hombres que los diseñaban o levantaban. Gracias a la tradición o a inscripciones autobiográficas aparecidas en tumbas o pequeñas estatuas conocemos el nombre de algunos de ellos.
En egipcio no existe ninguna palabra para designar el vocablo "arquitecto", pero hay dos expresiones jeroglíficas que nosotros asimilamos a esa profesión.
imy-r[3]k3wt (El supervisor de los trabajos)
brp k3wt (El controlador de los trabajos)
Como hemos comentado al inicio del artículo, fue Imhotep el primer arquitecto egipcio del que tenemos noticia, un verdadero sabio, que, además de sus incursiones en la arquitectura y el diseño funerario, fue considerado un eminente médico deificado por las generaciones posteriores. Multitud de estatuillas suyas han sido encontradas por los arqueólogos a lo largo y ancho de Egipto.
La obra arquitectónica que ensalza las virtudes de este genio es el recinto funerario de Saqqara (Foto 2) donde se encuentra la célebre pirámide escalonada.
Dentro de un recinto rectangular de 278 por 545 metros rodeado de una muralla de piedra al que se entra por una puerta situada en la esquina sureste, se emplazan varias dependencias anexas a la pirámide. Rodeando el patio del festival Sed (2), al sur del complejo, se construyeron varias capillas, algunas de las cuales permanecen en pie hoy en día, para albergar las imágenes de los dioses provinciales, y en la esquina suroeste se alza la capilla de las cobras que toma el nombre de su ribete superior esculpido con cabezas de reptil de una belleza insuperable.
El monumento funerario de Dyoser, la pirámide escalonada, que presenta, en la actualidad, 6 escalones, sufrió un proceso de elaboración muy interesante.
En la mente de Imhotep se dibujó una tumba real de tipo mastaba, consistente en un pozo funerario de 28 metros de profundidad del que salen varias galerías destinadas a albergar el sarcófago del difunto y los enseres necesarios para el tránsito a la vida del Más Allá, cubierto por un edificio en forma de tronco de pirámide. En una primera modificación se alargó la mastaba hacia el sur para ocultar unos pozos accesorios. Como la vida del faraón se alargaba, Imhotep dio el primer paso hacia las construcciones piramidales, encima de la mastaba construyó cuatro escalones. No contento con el resultado, proyectó la ampliación hacia el norte del monumento con dos escalones más, configuración que podemos admirar hoy en pleno desierto.
Visitar a Saqqara, muy cercana a la capital egipcia, es una excursión obligada para todos los turistas que se acercan a Egipto.
Es importante hacer notar que la distinción entre arquitectura y escultura en el Egipto faraónico es prácticamente imposible. La gran mayoría de los monumentos están llenos de relieves de una calidad excepcional, muestra de ello son los esculpidos en las mastabas funerarias de altos dignatarios del Reino antiguo ubicadas en las cercanías de la pirámide escalonada (Foto 3).
Dyoser inicia un periodo de florecimiento de la arquitectura egipcia que se verá culminado con la erección de las tres pirámides de la llanura de Gizeh, las de Keops (xwjW), Kefrén (xa.fra) y Micerinos (mn-kAw-ra) (Foto 4).
Poco se conoce de los arquitectos que diseñaron estas emblemáticas construcciones pétreas que fueron una de las siete maravillas del mundo antiguo. La tradición asegura que fue un hijo del visir Nefermaat, el también visir Hemionu (3), quien diseñó y construyó la pirámide de Keops, la primera y mayor del complejo de Gizeh. Casi contemporáneo con él, y gracias a un sarcófago de granito rosa, se conoce a ]ufu-anj.
Años más tarde, se tiene noticia de un "supervisor de todos los trabajos del rey", el oficial ]num-baf, en cuya mastaba se encontraron un gran número de estatuas de su propietario, parte de las cuales fueron utilizadas para la elaboración posterior de vasos para ofrendas.
¿Cómo se construyeron esos monumentos funerarios? Heródoto, en su libro de Historia, nos habla del carácter poco afable del faraón Keops. El autor griego comenta que fue capaz de colocar a su propia hija en un burdel para la obtención de dinero. Como de tal palo tal astilla, la hija exigía por sus favores no solo la cantidad de dinero que su padre le había solicitado sino un bloque de piedra, con el que según las malas lenguas se construyó una tumba piramidal delante de la de su progenitor.
Siguiendo al escritor de Halicarnaso, Keops sumió a los habitantes del país en una completa miseria, cerrando todos los templos y obligando a los habitantes de las dos orillas del Nilo a trabajar para él en la construcción de su monumento funerario. Sea como fuere la empresa acabó con éxito y el faraón ha pasado a la historia por su magnífico sepulcro.
Los reyes de la N dinastía escogieron, casi con toda seguridad la zona desértica de Gizeh por su cercanía a Menfis, capital del reino por aquella época.
Los sacerdotes y astrónomos orientaron sobre el terreno los cuatro lados de las pirámides a los puntos cardinales, y sería el propio rey, quien realizaría la ceremonia de la extensión dela cuerda que delimitaría el recinto a construirse.
Al parecer, los bloques de piedra que se extrajeron por el método de enfriamiento-calentamiento, fueron transportados desde las canteras en barco por el río. Una vez desembarcados eran arrastrados por cuadrillas de obreros sobre bloques cilíndricos de madera (4) o en trineos y ascendidos al lugar destinado para ellos a través de rampas de arena que serían demolidas una vez acabada la tarea.
Estas moles de piedra son visitadas hoy en día por miles de turistas y curiosos. Las tres pirámides principales son fácilmente distinguibles. Debido a la perspectiva visual, es la pirámide de Kefrén la que parece más alta y está situada en el centro del complejo. Se identifica con facilidad en las fotografías por conservar la parte superior del revestimiento original. La tumba de Keops es muy compleja, una siringa descendente nos lleva a la falsa cámara situada al nivel de la roca en el centro de la pirámide, posiblemente desechada como cámara mortuoria casi en los primeros momentos de la construcción. Una vez transcurridos unos metros por el pasillo descendente, se abre hacia la parte superior una entrada que comunica con una empinada cámara, la Gran Galería (Foto 5), que se acorta según se aproxima al techo. Al comienzo del corredor se abre una pequeña estancia que ha sido llamada cámara de la reina. Una vez terminada la subida por el pasillo, agarrando alguna vez los pasamanos que el Servicio de Antigüedades egipcio ha colocado, penetramos en la cámara del rey donde aparece el sarcófago del monarca completamente vacío.
¿Por qué se construyeron estas tumbas con forma piramidal? Es evidente que la vida de los egipcios antiguos estuvo dominada por las creencias religiosas, y que el Sol, Ra, era parte esencial de su mundo. Como Barry Kemp nos cuenta en su obra "El Antiguo Egipto", las pirámides eran símbolos solares, recuerdo de la colina primigenia que emergió de las aguas primordiales donde se reflejó el Sol. La presencia de piramidiones dorados culminando estas obras arquitectónicas haría que los rayos solares se reflejaran y pudiesen ser vistos a una considerable distancia.
No podemos abandonar la llanura de Guizeh sin mencionar una de las obras más sugerentes del Egipto antiguo. Desconocemos el nombre de su arquitecto, pero todos los que alguna vez hemos visitado el país nilórico nos hemos sentido sorprendidos por la Esfinge (Foto 6), escultura con cuerpo de león y cabeza humana cuyo rostro parece copia de las facciones del faraón Kefrén.
Durante los siglos siguientes, las pirámides evolucionaron, disminuyeron en tamaño y perdieron su estructura pétrea, llegando a construirse pequeños armazones que posteriormente se rellenarían de arena y todo el conjunto quedaría cubierto por un revestimiento pétreo. El genio de los arquitectos de comienzos del Reino antiguo se fue perdiendo a la vez que la capacidad económica de los faraones disminuía.
De este periodo nos han quedado el nombre de tres arquitectos. El más antiguo, un visir de la V dinastía, Senedyemibmehy (5), que vivió en época del rey Unas, faraón que construyó una pequeña pirámide en el complejo de Saqqara donde aparecen grabados los Textos de las Pirámides, un conjunto de plegarias, rogativas e invocaciones destinadas al tránsito del difunto por el Más Allá. El segundo, Jaemhese (V dinastía), que compartió su labor arquitectónica con el oficio de supervisor de los escultores. El último, que realizó su obra a caballo entre la V y la VI dinastía, es Nejebu, un arquitecto de origen noble (6) que comenzó su carrera como un insignificante portador de la paleta de escriba. De este hombre se conoce que tras intervenir en una expedición a las canteras del Wadi Hammamat construyó, en Heliópolis, un monumento para el faraón Pepy I.
Lo descubrimientos arqueológicos nos han negado hasta la fecha la posibilidad de conocer los nombres de los principales arquitectos del Reino Medio.
Con la llegada del Reino Nuevo y la expulsión de los hicksos, un pueblo venido del extranjero, por los últimos reyes de la dinastía XVII y el iniciador de la poderosa dinastía XVIII, el auge constructor se renueva y aparecen nuevas figuras dentro del panorama arquitectónico. Una figura preponderante fue Ineni, quien pasó los días de su vida sirviendo a varios monarcas, desde el reinado de Amenhotep I (Amenofis I) hasta el de Thutmose III. En su tumba de Abd el - Qurna (Tumba Tebana 81) (Foto 7) dejó inscrita su obra tanto en el Valle de los Reyes como en el templo de Karnak del que fue "supervisor de los trabajos".
La parte inicial de la inscripción, lamentablemente, se ha perdido, lo que solamente nos permite de forma parcial conocer sus edificaciones en época de Amenhotep I.
... [1] Hatnub cuyos batientes se erigieron en bronce forjado en una única lámina [con] sus imágenes de electrum.
Dejaremos que sea el propio Ineni quien nos narre sus construcciones en el templo de Karnak durante el reinado de Thutmose I.
Inspeccioné los grandes monumentos que (Thutmose I) construyó en Ipetsut (Karnak): se erigió una espléndida sala con columnas papiriformes cerca de la que se alzaron [8] grandes pilonos de hermosa piedra blanca de Anu [y] se levantaron magníficos mástiles en la parte exterior del templo del mejor cedro auténtico de las plataformas [con] sus puntas de electrum...
Los pilonos descritos por Ineni son el cuarto y el quinto correspondientes al eje longitudinal del recinto templario.
Inspeccioné la erección de la gran puerta "Amón el de poderoso esplendor" [con] sus dos grandes batientes en bronce de Asia sobre los que había una imagen del dios Amón (7) modelada en oro.
Inspeccioné la ereccton de dos grandes obeliscos para el exterior del templo de piedra de granito.
Inspeccioné [10] la construcción en madera de un espléndido barco de 120 codos en longitud [y] 40 codos en anchura para el transporte fluvial de estos obeliscos que vinieron en paz, sanos [y] salvos. Se desembarcaron en Ipetsut (Karnak).
Estas construcciones en forma de aguja son, al igual que las pirámides, símbolos solares. La forma en que se erigían y transportaban es descrita en los muros del templo de la reina Hatshepsut en Deir el-Bahari, al que más tarde haremos referencia (Foto 8).
Sin lugar a dudas los obeliscos citados por Ineni son los erigidos en época de Thutmose I y que se encontraban a la entrada del cuarto pilono, permaneciendo aún en pie el ubicado más al sur, mientras que el del lado norte, todavía ocupa su lugar en 1.737. Aunque presentan tres columnas de texto, solamente la central hace referencia aThutmose 1, el resto fueron usurpadas por faraones ramésidas.
Inspeccioné la excavación de un lago que le construyó su majestad en el occidente [11] de la ciudad cuyas riberas seplantaron con todo tipo de árboles frutales.
Ahora nos relata la fundación, casi con toda probabilidad de la necrópolis del Valle de los Reyes (Foto 9). En un lugar casi inaccesible del desierto occidental, de fácil vigilancia, Ineni, diseña los hipogeos, tumbas excavadas en la roca.
En los muros de estos sepulcros rocosos aparecen magníficas decoraciones de carácter funerario y religioso que llaman poderosamente la atención de los miles de visitantes que cada año pasan horas de calor para contemplarlos.
Inspeccioné la excavación de la tumba rocosa de su majestad en privado, que no se había visto ni se había oído [hablar de ella]. He buscado lo beneficioso [y] magnífico,... con un trabajo [12] excelente. He estado vigilante buscando lo que sería útil He creado campos de lodo para enlucir sus tumbas de la necrópolis. Este fue un trabajo que no se había hecho desde el tiempo de los ancestros, en el que se me ordenó hacer algo grande [y] proyecté para ella sus muros... [13] He investigado para las personas futuras. Estos han sido los dos proyectos de mi deseo [y mi] éxito estuvo en el conocimiento, [pues] no se me dieron instrucciones por los ancianos. Seré alabado gracias a mi saber en los años venideros por aquellos que imiten lo que he hecho. He administrado... [14] [Mientras] he sido el arquitecto (supervisor jefe) de todos los trabajos, mis favores permanecieron en el palacio [y] mi amor ante los magistrados; su majestad me dotó con siervos [y] mis provisiones estuvieron en el granero de la casa real diariamente.
Los trabajos de Ineni parecen finalizar con el reinado de Thutmose I, pues tanto en el de Thutmose 11 como en los reinados controvertidos de sus sucesores, Hatshepsut y Thutmose 111, no se habla, en los grabados de su tumba, de ninguna construcción, y solamente se hace referencia a los bienes y dádivas otorgados por los soberanos hasta el momento de su muerte.
[10] Alcancé una edad avanzada en la ciudad del sur (Tebas) [y} el estado de venerable en Jefetethernebes. Fui alabado por mis grandes [y] mi amor estuvo ante los plebeyos. No he robado, ni he traspasado [las marcas]...
[11] Que sea enterrado mi cadáver después de mi muerte en mi tumba de la necrópolis, que pueda salir mi alma, esté bien suministrada sobre la tierra [y] pueda atravesar su canal según desee. Que pueda hacer mis transformaciones, salir al dla, refrescarme bajo los sicomoros,...
... [12] Nut [y] beber agua según desee sin ser rechazado por losporteros de las puertas del occidente.
He dicho, ciertamente esto que os digo para que lo vea todo el mundo [y] no hay mentira en ello. He dicho la verdad. No es como una tergiversación.
Mirad son para vosotros [13] mis maravillas. Obradde la misma manera que ellas. Será beneficioso para vosotros [y] perdurará vuestra vida sobre la tierra; seréis prósperos, pasaréis vuestros años en alegria, asignaréis vuestros oficios a vuestros hijos [y] reposaréis en vuestros lugares de eternidad.
En los muros de Abd el-Qurna han quedado patentes las construcciones realizadas por los primeros reyes de la dinastía XVIII en el complejo de Karnak que fueron diseñadas y supervisadas por este insigne servidor del estado.
El templo de Karnak (Foto 10) no era solamente un lugar de culto al dios Amón o a cualquiera de las divinidades secundarias que tenían sus santuarios dentro del complejo, en él se asocia arquitectura y política (servía como elemento propagandístico de los diferentes faraones que pretendían que su nombre perdurara a lo largo de los siglos), arquitectura e historia (los anales de Thutmosis III grabados en parte de las paredes del templo narran las campañas bélicas del rey y sirven como recopilatorio de los botines obtenidos), arquitectura y ciencia (el llamado jardín botánico de Thutmose III muestra una multitud de especies animales y vegetales traídas desde los confines del imperio), arquitectura y arte, arquitectura y religión,...
En la época thutmósida, el número de arquitectos tuvo que ser amplio, pues las construcciones que se acometieron eran muchas y de gran envergadura. Llevando el título de "supervisor de los trabajos, supervisor de los trabajos en la casa de Amón y supervisor de los trabajos en Iunu del sur (Luxor)", permaneciendo en el puesto desde el reinado de Amenhotep I hasta el de Hatshepsut, la reina faraón, hija de Thutmose I y esposa de Thutmose II, tenemos al arquitecto Peniaty.
Durante el reinado de Hatshepsut, surge la figura de Puymra, del que solamente conocemos su Tumba Tebana 39. Una de las figuras más sobresalientes de la arquitectura egipcia es, sin duda, Senenmut (Foto 11), la mano derecha de la reina Hatshepsut, quien culminó una estirpe de mujeres con fuerte carácter que forjaron la historia egipcia al comienzo de la dinastía XVIII. Este noble supervisó la erección de los obeliscos de su soberana en el templo de Amón en Karnak, hecho que aparece representado en su obra cumbre, el templo funerario de la reina en Deir el-Bahari (Dsr-Dsrw). Con la llegada de esta mente privilegiada, el concepto de templo mortuorio cambia radicalmente. Bajo unos farallones rocosos en la margen izquierda del Nilo, cercano al santuario edificado por Nebhotepra - Montuhotep, Senenmut diseñó un templo original, redescubierto por Eduardo Naville en el siglo XIX.
El templo funerario de la reina (Foto 12) presenta tres niveles que integran la naturaleza y la arquitectura llevando el conjunto a un elevado grado estético. En el nivel más inferior, a la altura de la explanada, un pórtico con columnas nos conduce a través una rampa ascendente al nivel intermedio. En el primer patio se encuentran representadas las escenas del transporte y erección de los obeliscos del templo de Karnak. La forma de construcción de los dos niveles crea un efecto que hace parecer al templo menos grande de lo que es en realidad.
En la pared norte de la segunda terraza se grabó la teogamia, unión sexual de la divinidad con la reina (estos relieves se encuentran actualmente en muy mal estado), mientras que en el muro meridional aparecen las escenas de la expedición al Punt (Foto 13).
La existencia de este hermoso país, al parecer, pasó inadvertida para los egipcios desde los primeros años dinásticos según nos narran las inscripciones jeroglíficas que acompañan a las imágenes grabadas.
Por una rampa superior, algo más corta que la primera, se asciende al último patio donde se construyó el verdadero templo funerario y sus capillas asociadas.
Senenmut labró su tumba la número 343 en el valle de Assassif, al pie de la cantera del templo de los millones de años de la soberana. Su carácter polifacético se pone de manifiesto en alguna de las representaciones de los techos de su última morada, siendo la más sobresaliente el techo astronómico con las constelaciones conocidas por los egipcios (Foto 14).
El poder que llegó a alcanzar este arquitecto en el mundo de su época, posiblemente apoyado por los favores de la reina, fue tan grande, y la acumulación de sus títulos tan enorme, que solamente estudiarlos nos llevaría la mayor parte de este artículo.
Una vez se produjo la muerte de Thutmose IlI, es Amenhotep 11 su sucesor. Durante este reinado, el arquitecto Minmose es el encargado de algunos de los trabajos reales, como la erección de las estelas fronterizas que delimitaban el territorio egipcio del momento. Observad, de nuevo, como escultura y arquitectura van de la mano a lo largo de la historia del país de las Dos tierras. Estos altos dignatarios, y Minmose es un ejemplo, eran, en general, personas polifacéticas, que se encargaban de distintas labores dentro del estado egipcio.
El arquitecto Minmose es más conocido por haber sofocado una rebelión contra su soberano acaecida en la región de Kadesh después de la muerte de Thutmose lIt el gran faraón militar.
Avanzando en el tiempo, llegamos al reinado de Amenhotep III. Dos hermanos destacan como los arquitectos del momento, Hor y Suty (estela del Museo Británico 826), pero su importancia histórica no radica en los monumentos que construyeron, de los que no tenemos noticia, sino en los himnos solares dedicados al dios Atón, el disco solar, esculpidos en su tumba, que los separan del radicional culto a Amón, dios supreso del templo tebano de Karnak.
Te saludo ¡oh disco solar del día, el creador de todo, quien ha hecho que vivan!, el gran halcón de moteadas alas, el escarabajo que se alzó él mismo, quien se autotransformó y no existió su nacimiento, el Horus primogénito que está en medio de la ciudad del cielo, para quien se hace un grito de aclamación durante su aparición y del mismo modo durante su puesta,...
A la muerte de Amenhotep III, la vida de Egipto va a sufrir una fuerte transformación política y religiosa. El ascenso al trono de Amenhotep IV (Akenatón) supondrá no solo un cambio en la capital del imperio, que pasa a ser el-Amarna, sino giro significativo en las tendencias artísticas y constructivas.
Del sofisticado templo de Amón en Karnak se pasa a un recinto cultual a cielo descubierto donde se adora a una divinidad solar, el disco solar, dador de la vida, representado como un sol del que brotan decenas de manos que son el apoyo de todas las criaturas vivientes sobre la tierra.
Uno de los artífices que comandan esta transformación fue el arquitecto Parennefer (8) que toma el título de "supervisor de todos los trabajos en la mansión de Atón", a quien se supone diseñador y constructor de la capilla del dios en el complejo de Karnak. Durante los años siguientes de reinado de la dinastía XVIII que finaliza con el faraón-militar Horemheb, arquitectos, cuyos nombres desconocemos hasta el momento, ampliaron el templo de Amón en Karnak y finalizaron algunas de las más hermosas construcciones del valle del Nilo.
No podemos dar por concluido este breve repaso a los geniales arquitectos egipcios sin nombrar algunos de los que diseñaron y supervisaron los monumentos erigidos por los faraones de la dinastía XIX.
Pashedu (9) fue uno de los ofíciales constructores en la necrópolis tebana de Deir el-Medina bajo el reinado de Seti I. Célebre es la figura de un primer profeta de Amón, Bakenjonsu, quien realizó sus trabajos bajo las órdenes de Seti I y Ramsés II. Sin duda fue uno de los implicados en la construcción de los recintos de estos monarcas en el gran templo de Amón.En una estatua suya conservada en el Museo de El Cairo (no 42.155) puede leerse:
''Fui el supervisor de los trabajos al frente de Uaset (Tebas) en todas las excelentes obras. Fui el confidente ideal de su señor en la conducción de todos los artesanos en todos los monumentos que realizó para su padre Amón".
y en otra estatua, custodiada en Munich (GL-WAF-38):
''He sido el supervisor de los trabajos de lo que está enfrente de Uaset para su hijo que salió de su cuerpo, el rey delAlto y Bajo Egipto Usermaatrasetepenra, el hijo de Ra Ramsés, el amado de Amón, ¡que [le] sea dada vida! quien hizo un monumento para su padre Amón quien lo colocó sobre su trono".
"He hecho lo que era útilen la casa de Amón. He sido el supervisor de los trabajos de mi señor [y] le he construido el palacio 'Ramsés, el amado deAmón, quien escucha las súplicas' en la parte superior de la casa de Amón, en donde he erigido tres obeliscos en piedra de granito [con] sus puntas próximas al cielo [y] un tribunal en frente de él en piedra que está a la vista de Uaset (Tebas). Los viñedos eran abundantes [y] seplantaron arboledas. Constru/las dos inmensas hojas de las puertas en electrum quedando unida su belleza con la del cielo, [y] enormes mástiles. Los erig/ en los pórticos a la vista de su templo. Construí en maderas tres grandes barcas sagradas de navegar por el r/o para Amón, Mut [y] jonsu".
Muchos de los arquitectos de esta época simultanearon sus cargos civiles con los eclesiásticos. Otro ejemplo lo tenemos en el escriba real Tenry que sirvió bajo el faraón Ramsés 11. Este personaje es conocido porque en su tumba aparece la lista de nombres reales conocida como "tabla de Saqqara".
Sin duda otras muchas figuras tendrían que aparecer en estas páginas, pero el destino siempre es incierto y hace prevalecer el nombre de unos durante toda la eternidad mientras que el de otros se sumerge en el mar del olvido.