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Las flores secas

El secado y los arreglos florales

Jardinería en la hemeroteca

Las excursiones, realizadas preferentemente durante la primavera o verano, además de ser una buena excusa para oxigenar nuestro organismo y olvidamos, aunque sea temporalmente, de la gran ciudad, pueden ser un buen pretexto para recolectar el material vegetal que servirá de base para nuestros arreglos florales. Tan pronto como abandonemos la ciudad y tomemos contacto con el paisaje, flores, ramas con hojas y sin ellas, frutos en distintos estados de desarrollo y cualquier otro material de origen vegetal (agallas, cortezas, raíces, troncos) saldrán a nuestro encuentro.

Dentro de los países mediterráneos, España se caracteriza por tener una flora silvestre muy abundante y diversificada. Si a ello unimos la singular riqueza que representa la flora espontánea que crece en las islas Baleares y Canarias, con más de 900 especies endémicas (que se encuentran únicamente en una región bien determinada), podemos imaginar la gran riqueza que alberga nuestro territorio; pero, de ahí también, el peligro que corren algunas de estas especies y la necesidad de protegerlas.

Si disponemos de un jardín, de una parcela, de una huerta o simplemente de una terraza, podemos cultivar algunas plantas que, debidamente tratadas, pueden formar parte de nuestros arreglos florales elaborados a partir de flores secas. La imaginación, ya sea en el momento de la recolección o a la hora de organizar el producto final, es el único ingrediente que precisamos para preparar el arreglo floral, que haga brillar un rincón oscuro de nuestro hogar, embellecer una oficina o adornar la mesa de un restaurante. Además, pensando en el diseño de aquello que queremos hacer, dónde, cómo y cuándo conseguir el material vegetal y finalmente, cómo organizar el arreglo, contribuiremos a llenar nuestro tiempo libre con una actividad relajante y por qué no, si el arte nos asiste y el mercado lo aprecia, a ganar algún dinero con la venta de nuestros arreglos florales realizados en seco. Las flores frescas, debidamente cortadas y secadas, pueden mantener su belleza natural durante varios años, dependiendo, naturalmente, de los cuidados que reciban. La limpieza de un arreglo en seco, realizada por medio de la corriente de aire que produce un secador de pelo, trabajando con aire frío, o el vacío que genera una aspiradora doméstica o un recogedor de polvo para moquetas, contribuye a prolongar la vida decorativa de un arreglo floral en seco. En el mercado existen diversos "spray" que facilitan la limpieza de los arreglos florales realizados con flores secas.

Seguidamente comentaremos algunas técnicas básicas que conviene tener en cuenta a la hora de recoger y secar material vegetal, pensando en su utilización posterior en arreglos secos, sin olvidar algunos consejos y recomendaciones que pueden ser de gran utilidad a la hora de pensar en la elaboración de un arreglo floral en seco.


• Material vegetal

Lo más interesante, y por supuesto lo más económico, consiste en recolectar uno mismo el material que piensa emplear en el arreglo floral. La flora española, tan abundante y diversa como ya hemos mencionado, es muy generosa en las especies silvestres que constituyen la denominada flora espontánea. Muchas de las plantas que encontramos a lo largo del año pertenecen a las mal llamadas "malas hierbas"; en realidad, su nombre correcto ("flora arvense") evoca la estrecha relación de acompañamiento que guardan con los cultivos. Se trata de un grupo de especies que van cambiando a lo largo del año, de la misma manera que lo hacen los cultivos entre los que se encuentra: amapolas y jaramagos entre los trigales o cardos y corregüelas entre los cultivos de verano, son algunos ejemplos.

No podemos olvidar el respeto que en todo momento debemos mantener por la Naturaleza. En algunos casos, respetar la Naturaleza puede significar:

  • No recoger todas las flores que podemos encontrar en un entorno determinado.
  • Facilitar la dispersión de la semilla, cuando se produzca en pequeñas cantidades o tenga problemas para ser dispersada por el aire o los animales.
  • Recabar información a las autoridades locales, autonómicas o nacionales, en relación con el hábitat de determinadas especies vegetales.
  • No recoger material vegetal, sin la debida licencia, cuando se trate de especies protegidas.
  • Recoger el material vegetal que precisamos en la época más adecuada.
  • No retirar elementos vegetales que sirven para mantener determinados equilibrios medioambientales.

Los nombres comunes de algunas plantas cultivadas que tienen un valor ornamental bien conocido son los siguientes: Agrostis, algodón, avena, avena loca, brezo, cardos, cártamo, cereales, espliego, lavándula, lino, lúpulo, maíz y sorgo. Además de la flora espontánea, también podemos recolectar plantas cultivadas, haciéndolas crecer en jardines, huertas, terrazas o invernaderos, obtenidas a partir de semillas procedentes de la cosecha anterior, guardadas cuidadosamente para el año siguiente, o a partir de plantas de vivero, adquiridas con tal motivo. Cualquiera que sea la forma de cultivar plantas, siempre habrá que tener presente, aunque sea de forma muy general, cuáles son los factores que influyen sobre el cultivo: humedad, temperatura, iluminación, suelo, riego, fertilización y control de plagas y enfermedades son los más importantes. Tratándose de pequeñas superficies, algunos de los problemas que acabamos de mencionar pueden resolverse de forma artesanal, con la ayuda de enmiendas orgánicas, un buen manejo del suelo (sustrato) y, en algunos casos, algún producto fitosanitario, de venta en comercios especializados, droguerías, floristería e incluso algunos supermercados. Algunas especies que resulta interesante llegar a cultivar con fines ornamentales, son las siguientes: Achillea, amaranto, cresta de gallo, delphynium, escabiosa, esparraguera, gypsofila, hortensia, lavándula, limonium, orejas de liebre, palmeras, rosa, salvia de Jerusalén y siempreviva.


• Recogida del material vegetal

Siempre que sea posible, la mejor hora del día para recoger el material vegetal es mediodía; es cuando la mayor parte de las plantas, tanto cultivadas como espontáneas, muestran el menor contenido en humedad. En cualquier caso, es necesario evitar recoger material vegetal durante las primeras horas del día, especialmente cuando existen gotas de rocío. Cuando la recolección tiene lugar en una terraza, jardín o en una parcela, en la que podemos controlar el riego, se recomienda no regar durante los días anteriores a la recolección. Aunque resulta difícil dar una recomendación general, la mayor parte de las flores se secan y se conservan mejor cuando se recogen antes de alcanzar la apertura total de la flor y permanecen agrupadas formando manojos o pequeños ramilletes.


• Preparación del material recogido

La eliminación de las hojas que normalmente presentan las flores frescas en la base del tallo, en el tercio inferior del vástago floral, facilita el secado de la flor y de las hojas que permanecen adheridas en el resto del tallo. En algunos casos, la humedad de la planta se acumula en los extremos, en la parte superior, donde se encuentra el capullo floral y en la parte inferior, por donde permanecía unida a la planta madre; en estos casos, es indispensable centrar la atención del secado en dichos puntos, que a veces se convierten en las vías más importantes para la eliminación del agua. En cualquier caso, la eliminación de agua se facilita si el material está dividido en grupos de cinco a diez flores, plantas o unidades por grupo.


• La técnica del secado

El lugar donde vayamos a secar las flores debe reunir algunas características que describiremos seguidamente:

Ambiente seco
la humedad relativa del aire debe ser inferior al 40% y el local o habitación donde se realiza el secado debe estar exenta de corrientes de aire húmedo. También debe existir una cierta ventilación que permita la renovación del aire del local, sin que se produzca la llegada de aire frío y húmedo, que podría dar lugar a la condensación de una parte del vapor de agua contenido en la atmósfera del local, sobre el material que deseamos secar. La ventilación puede producirse a través de una ventana o puede tratarse de un recinto abierto, protegido de la intemperie por medio de una cubierta.

Ambiento poco iluminado
la luz directa perjudica el secado y la conservación posterior de la flor. Desde el punto de vista de iluminación, el ambiente ideal para secar flores debe ser un lugar resguardado de la luz, situado más bien en penumbra.

Temperatura suave
la temperatura de secado no debe ser superior a 40 ºC. Lógicamente, el tiempo de secado depende de la temperatura; de ahí que, durante el verano el secado de las flores sea más rápido que en invierno. Por lo general, el proceso de secado, a 30-40 ºC, dura entre 20 y 30 días. Antes de utilizar una flor en un arreglo seco debemos aseguramos que ha sido completamente secada; de lo contrario, se van a producir problemas relacionados con pudriciones causadas por microorganismos capaces de sobrevivir y descomponer la materia orgánica, cuando el porcentaje de humedad del material vegetal es superior a la actividad de agua que precisan tales microorganismos.

La posición de la flor durante el secado

Las flores, o el material vegetal que deseamos secar, pueden adoptar dos posiciones: horizontal o vertical. La posición vertical, es la más fácil de conseguir y se puede lograr utilizando un recipiente (jarrón, florero o similar) o una rejilla de malla. Esta modalidad se utiliza preferentemente cuando se trata de tallos que culminan con grandes flores (rosas o peonías, por ejemplo). Los tallos colocados en posición vertical impiden que las flores entren en contacto unas con otras, facilitando de este modo la circulación de aire entre las flores. En el caso de utilizar mallas, deben permanecer tensas durante todo el proceso, evitando que la pérdida de tensión pueda poner en contacto unas flores con otras. La posición vertical invertida es probablemente la forma más común de secar plantas y la más fácil de llevar a cabo. Consiste en colgar las flores "boca abajo", tal como podemos observar en la mayoría de las floristerías. Las flores pueden permanecer separadas o formando pequeños manojos o ramilletes, normalmente con más de cinco unidades por ramillete.

Para secar flores en posición horizontal, se extienden sobre una superficie plana, como puede ser una estantería, un armario o cualquier otro mueble o directamente sobre el suelo, debidamente protegidas sobre papel, cartón o madera. Al igual que en el caso anterior, para evitar que el contacto de una flor con otra acabe perjudicando el secado de ambas, las flores deben permanecer individualizadas. En algunos casos, cuando la flor lo permite, se pueden secar formando manojos, paquetes ó ramilletes.


• Temperatura de secado

Si queremos que nuestras flores no pierdan algunas de sus características esenciales (color, textura e incluso aroma en algunos casos), la temperatura de secado no debe ser superior a 40 ºC. El secado es especialmente importante cuando se trata de flores recolectadas durante los meses de otoño e invierno y cuando tenemos prisa por obtener flores secas y no disponemos del tiempo necesario para secarlas directamente al aire.

Si, a pesar de la recomendación de no secar las flores aportando calor, queremos secarlas con rapidez, podemos hacerlo utilizando distintos métodos, como por ejemplo: un radiador de calefacción doméstico, un deshumidificador ambiental, un horno microondas o prensando las plantas entre papel de secante (papel de filtro o de periódico, no satinado).

El secado en hornos microondas es el método más utilizado cuando se quiere secar plantas con rapidez. Al igual que ocurre con un alimento, las flores frescas, que contienen un alto contenido en agua, la pierden gradualmente al poner en marcha la calefacción del horno. El secado con microondas debe ser muy cuidadoso y antes de proceder a secar flores es necesario llevar a cabo una prueba, introduciendo en el horno una pequeña cantidad de material y observando como se deseca a medida que variamos la potencia y el tiempo de funcionamiento. El empleo de potencias inadecuadas, al igual que períodos de exposición a las microondas demasiado elevados, deterioran el material vegetal y acaban provocando la aparición de chispas que finalmente pueden ocasionar la combustión del material seco; de ahí el peligro grave que podemos correr al utilizar inadecuadamente un horno microondas para secar plantas.

Para secar flores con microondas, las partes más gruesas de la planta deben colocarse hacia las paredes del horno, por ser en esta zona donde se alcanza mayor temperatura. La duración del proceso de secado dependerá de la cantidad de material introducido en el horno, del contenido en humedad de la muestra y de la potencia utilizada. El proceso de secado se da por terminado cuando las partes foliosas de la flor (sépalos y pétalos) o las hojas, en el caso de ramas, adoptan al tacto una textura rugosa y áspera muy similar a la del papel.


• El prensado de flores

Con la técnica de prensado podemos conseguir que las flores mantengan mejor su color original. Se trata de una técnica muy fácil, utilizada comúnmente por botánicos, naturalistas y colegiales, cuando desean preparar un herbario. Consiste en colocar las flores, recién cortadas, entre pliegos de papel secante (papel de filtro o de periódico, no satinado) durante varios días. Para facilitar el secado del material vegetal, la posición de las flores debe cambiar con frecuencia, principalmente durante los primeros días de secado. Los papeles, que retienen la humedad y separar unas plantas de otras, también deben ser renovados y secados al aire con frecuencia, especialmente durante los primeros días.

No debemos olvidar que las flores secas son mucho más frágiles que las frescas; de ahí que tengan que ser manejadas con gran cuidado. Hay que evitar que se produzcan roces entre ellas, separándolas adecuadamente, ya sea con papel, virutas u otros materiales secos, que puedan ser fácilmente separados cuando se va a confeccionar el arreglo floral.

El material vegetal, recogido en el campo en días soleados, libres de rocío, y preferentemente a mediodía, si no puede ser secado de inmediato, puede ser conservado temporalmente en bolsas de plástico. Lo ideal es que el material fresco sea extendido y colocado entre pliegos de papel lo antes posible. Para facilitar el paso de humedad del material vegetal fresco al papel secante, se suelen utilizar prensas de madera o cargas de libros u otros elementos que resulten fáciles de apilar. Las prensas, una vez cargadas, deben ser colocadas en lugares no soleados, secos y a ser posible, expuestos a una buena ventilación o corriente de aire.


• Desecación industrial

Desde el punto de vista industrial, la liofilización o la deshidratación con el empleo de sustancias químicas, son procedimientos que pueden conducir a resultados muy satisfactorios y que permiten tratar grandes volúmenes de muestras. La liofilización es un proceso de deshidratación que consiste en eliminar el agua de un tejido animal o vegetal, pasándola del estado sólido (hielo) al estado gaseoso (vapor), mediante una operación que recibe el nombre de sublimación. Para ello, se requiere una capacidad de refrigeración muy importante (-40 ºC) y un alto vacío (10,2 mm Hg), lo que explica por qué, actualmente, la liofilización sólo se puede llevar a cabo en determinadas industrias.

Existen algunas sustancias como el cloruro cálcico (CaCl2), la gel de sílice (SiO2), el ácido sulfúrico (H2SO4) o el pentóxido de fósforo (P2O5), que tienen una avidez por el agua mucho mayor que la que presenta el material vegetal que queremos desecar. De ahí que, cuando se introduce en una cámara herméticamente cerrada, una flor fresca, en presencia de un agente desecante del tipo de los que hemos mencionado, el agua contenida inicialmente en el material vegetal pasa gradualmente al agente desecante. Esta técnica también puede ser utilizada para el secado de flores, si bien requiere de un manejo muy cuidadoso de las sustancias químicas (tóxicas y corrosivas) que intervienen en el proceso, e instalaciones industriales capaces de regenerar los desecantes agotados, operación que normalmente se lleva a cabo con calor.


• Agradecimientos

Los autores expresan su agradecimiento a Dña. Rosa Loma del Amo por el material gráfico que ha permitido ilustrar este artículo.