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El Tronco Jijón (19)

Una derivación jijona que nace y crece en Jaén: Navasequilla - Fontecilla -

Vamos a asentarnos ahora en un pequeño y tranquilo pueblo andaluz, que puede crear cierta confusión en algunos lectores, al fijarnos en una ganadería que allí se creó, en pleno siglo XVIII, en los inicios del toreo profesional a pie. Y sin tener nada que ver con el otro más conocido Valdepeñas, capital vinícola de la Mancha, el pueblecito que nos ocupa aquí se llama Valdepeñas de Jaén, muy cercano y al sur de la capital de la provincia, entre las sierras de la Pandera y de Alta Coloma. Allí residía don Blas García de Quesada y Martínez de Atocha González de Medina y Ruiz de Contreras, terrateniente y caballero de la orden de Santiago, que recibió de su majestad Carlos IV el título de marqués de Navasequilla, el 30 de agosto de 1787. Unos años antes, alrededor de 1776, atraído por su afición a las fiestas de toros, había adquirido reses a don Diego Muñoz y Vera (vecino de Ciudad Real y socio del marqués de Malpica), que las tenía de raza jijona, tal como se explicó, en una anterior revista de TERRALIA, en los comienzos de esta raíz y que estuvo lidiando con bastante frecuencia y regularidad en la Villa y Corte desde los años 1770 a 1785. Don Blas formó una ganadería de bravo, que pastaría en sus verdes prados de Valdepeñas de Jaén, plagados de olivares soleados, con suaves temperaturas y abundante agua durante todo el año. José María de Cossío y algunos otros autores hablan de que el marquesado era de Villasequilla y así lo mencionan posteriormente de forma errónea pero, insistimos, realmente era de Navasequilla.

Y el señor marqués se estrenó en Madrid, con cuatro toros a su nombre, un hierro en forma de estribo sin base de apoyo y divisa blanca, el lunes 22 de julio de 1793, en la plaza de la puerta de Alcalá (no el 22 de junio como indica erróneamente Filiberto Mira). Era la séptima corrida de la temporada, celebrada a beneficio de los Reales Hospitales, anunciándose seis toros por la mañana y doce por la tarde. Los toros del señor marqués alternaron con otros de Jijón y de Hermenegildo Díaz Hidalgo, ambos de Villarrubia de los Ojos del Guadiana. Todos, por tanto, procedían de la misma raíz jijona. El primer toro de don Blas se corrió en tercer lugar por la mañana y su juego resultó pésimo. Sólo entró a una vara y hubo que ponerle 6 banderillas de fuego. Los picadores de la mañana eran Manuel Muñoz Cañete y Alfonso García Colmillo. El maestro Pedro Romero, que alternaba con sus hermanos, lo mató de una certera estocada en la cruz al primer intento. Antes de caer, el rondeño se acercó al burel, le sacó la espada y al poco tiempo éste rodó por el albero. El segundo del marqués se corrió en quinto lugar, también por la mañana, mejorando al anterior, pues tomó nueve varas y ocho banderillas y Pedro Romero lo mató muy bien de la primera estocada. El tercero de Navasequilla se corrió en tercer lugar por la tarde. Tomó tres varas, de Pedro de Ortega y Miguel Pérez, sin apretar y fue condenado a banderillas de fuego, administrándole hasta seis de las calientes. Este toro fue tan malo que el maestro Pedro Romero no le pudo dar ni un solo pase de muleta. Acabó con él de una estocada corta y baja a toro parado y una segunda no muy buena, también con el toro parado y dos descabellos. El último toro del estreno del marqués se corrió en octavo lugar de la tarde, saltando la barrera de salida. Entró 11 veces a los montados, que eran Manuel Jiménez y Juan López, pero sin recargar y le pusieron 12 banderillas. Fue lidiado por Antonio Romero, hermano de Pedro y lo finiquitó de 4 estocadas, una baja corta y caída, otra corta y delantera, otra no muy buena, aunque cerrado en tablas y la cuarta y última también caída. Lo atronó al tercer golpe de descabello. Entre mañana y tarde murieron ocho caballos, a pesar de la flojedad general de los toros, no sólo de los debutantes de Valdepeñas de Jaén sino también de los de Villarrubia. El rondeño Pedro Romero dirigió la lidia magistralmente, resultando lo mejor del festejo.

Mantuvo el marqués su vacada, heredándola posteriormente su hijo y tras éste su nieto, hasta que alrededor de 1858 la parte más importante es enajenada a don Andrés Fontecilla, que traslada las reses a sus dehesas de Baeza, sin salir de la provincia jiennense. En julio de 1860, don Andrés intenta mejorar su piara y para ello adquiere a don Antonio Miura el semental Borriquero, junto con dos vacas y becerros escogidos por él mismo, lo que le daría excelentes resultados posteriores. Entre los productos de estos cruces, de gran trapío, abundaron los pelos berrendos, castaños y negros. Se estrena don Andrés en Madrid con tres toros, alternando con otros tres del colmenareño Manuel García Puente López (Aleas), el domingo 2 de julio de 1865, con divisa azul celeste y nuevo hierro, consistente en una F. Era la 10ª corrida de la temporada y los espadas fueron Cayetano Sanz, Antonio Carmona "El Gordito" y Rafael Molina "Lagartijo". Cada uno de ellos mató uno de cada hierro. No hemos encontrado noticias del resultado que dieron los bureles debutantes pero no debió ser malo porque esta vacada comenzó a lidiar con éxito en muchas otras plazas, destacando varios ejemplares suyos y siendo solicitados por otros ganaderos para mejorar sus piaras. Así, don Andrés vendería una parte de sus reses al vecino madrileño de Guadalix de la Sierra don Atanasio Rodríguez (del que hablaremos más adelante). Y posteriormente, don Andrés Fontecilla vendería otra punta a su vecino don Carlos Eizaguirre y Fernández, que también había adquirido a don Ramón Serrano Martínez (de Siles, Jaén) reses procedentes de Romualdo Jiménez (de La Carolina, Jaén) aunque, tras lidiar unos pocos años los machos adquiridos a Fontecilla, aún con el hierro de la F, terminaría por desaparecer como ganadero de bravo. El señor Fontecilla realizaba regularmente tientas de acoso y derribo en un paraje conocido como "El Llano de las Carretas", correspondiente a la dehesa de Valdollano, junto a la estación del ferrocarril, resultando tan excelentes que alcanzarían gran fama no sólo en la comarca de Baeza sino en el resto de España.

Entre los toros importantes con el hierro de Fontecilla destacaremos, entre otros, a los siguientes:

-Garabato, de capa negra. Uno de los tres toros a los que fue enfrentado el elefante "Pizarro" el 25 de marzo de 1865 en la plaza de la Puerta de Alcalá de Madrid. El espectáculo resultó un fiasco y este toro fue devuelto al corral, al no conseguir que el proboscidio se defendiese con su trompa, ante las escasas acometidas del burel.
-Alpargatero, lidiado en Linares el 22 de abril de 1867, tomando 20 varas y matando 8 caballos.
-Castaño, novillo de tres años, lidiado en Úbeda el 20 de septiembre de 1869, que entró a los montados 26 veces y mató 3 caballos.
-Flor de Jara, toro negro, lombardo (es decir de lomo pardo), jugado en Granada el 13 de octubre de 1870. Remató siempre en la barrera y mató 4 caballos tras entrar a los montados 6 veces.
-Gallito, cárdeno y veleto, lidiado en la misma corrida del anterior. Entró 7 veces a varas, matando 4 jacos. Quedó muy debilitado tras colearlo el diestro cordobés Manuel Fuentes "Bocanegra" para quitarlo de un caballo. A pesar de ello aún cogió a este torero, volteándole, por lo que su compañero, el sanluqueño Manuel Hermosilla, tuvo que volver a colearlo, salvando aquél la vida gracias a la rápida intervención de este último.
-Manano, lidiado en Úbeda el 12 de junio de 1873, que hizo un espectacular tercio de varas y destripó siete caballos.
-Bolero, corrido en Úbeda el 12 de noviembre de 1873. Persiguió a un peón hacia los adentros y cuando éste tomó el olivo el burel remató con tal fuerza en la barrera que derribó 16 metros de la misma, teniendo los de a pie que llevárselo al otro lado del ruedo, para que los carpinteros pudiesen trabajar en su reparación.
-Finito, negro zaino, carifosco, abrochado de cuerna y de gran trapío, lidiado en Málaga el 15 de septiembre de 1878. Tomó 14 puyazos, dando 7 tumbos y matando 10 caballos. Hirió a Fernando Gómez "El Gallo" (patriarca de la dinastía de Gelves) por lo que fue estoqueado por el algecireño José Sánchez del Campo "Cara Ancha".
-Vinatero, corrido en Úbeda el 23 de septiembre de 1879. Mató seis equinos en las 8 varas que tomó.
-Manchego, de capa espectacular, berrendo en colorado, lidiado en primer lugar en la plaza de Linares el 29 de agosto de 1883. Entró a los montados 14 veces, matando cinco jacos.
-Pajarito, lombardo y bien puesto, lidiado también en la misma corrida del anterior en tercer lugar. Tomó 11 varas, recargando en todas ellas y fue muerto por el califa cordobés Rafael Molina "Lagartijo" de una gran estocada, recibiendo una gran ovación y sonando la música en su honor. Es conocido que en aquellos tiempos aún no se cortaban orejas cuando se triunfaba.
-Bailador, buen mozo, escaso de carnes y bien armado, de cinco años y seis hierbas, que había estado padreando los dos años anteriores en la ganadería. Fue jugado en la misma corrida de los dos anteriores. Tomó 19 puyazos de los hermanos José y Manuel Calderón, de la cuadrilla de "Lagartijo", destripando 14 jacos. Estos toreros enviaron posteriormente al ganadero una carta de felicitación, firmada por los tres, por la gran calidad de sus reses de esa tarde, finalizando la misma con un gracioso comentario sobre este toro: "nos sucedió una rareza, que fue que por su culpa, tuvimos que regresar a la fonda a pie". Este toro era producto de un cruce del semental Borriquero, de Miura, antes mencionado, aunque su propietario, cuando fue lidiado, ya era don Carlos Eizaguirre, pero llevaba todavía el hierro de don Andrés.

Don Andrés Fontecilla falleció el 12 de mayo de 1886, pasando la ganadería a un familiar lejano por línea materna, don José de Robles y Fontecilla Ogayar y Castillejo quien, desde el 10 de agosto de 1850, ostentaba el título toponímico granadino de marqués de Cúllar de Baza, aunque era natural de Úbeda, manteniendo gran parte las reses de Fontecilla en los mismos prados de la vecina Baeza que éste. El señor marqués era un magnífico caballista y un avezado jinete y conocía muy bien esta vacada porque había intervenido ya numerosas veces personalmente en las tientas a caballo a campo abierto, realizadas por don Andrés antes de hacerse con la misma. Una vez que fue de su propiedad, trataría de mejorar la ganadería y para ello la cruzó con sementales comprados a doña Tomasa Escribano, de origen Murube y sementales vazqueños de José Orozco, aumentándola además con vacas procedentes de Miura y Lafitte, compradas al primer califa cordobés Rafael Molina "Lagartijo" (del que ya se habló anteriormente en otro artículo de TERRALIA, en su fallido intento de ser ganadero en el ocaso de su enorme trayectoria como torero). Aparte de probar los resultados de estas cruzas por sí mismo, en las reses lidiadas a su nombre, también vendió algunas puntas de ganado a otros criadores, para seguir de cerca la evolución de los mismos. Así, en 1887, por ejemplo, cedió parte de las reses que no había querido retener al modesto criador de Los Yébenes (Toledo) don Jacinto Criado. Una de las pocas noticias que tenemos es la del estreno de las reses a nombre del marqués de Cúllar de Baza en 1890, en la plaza de Granada, con divisa amarilla y negra. Y con esta piara, ya sin más cruzas, se mantuvo a un aceptable nivel ganadero (aunque nunca llegara a altas cotas, actuando sólo en plazas menores) hasta que, tras el fallecimiento de don José, sus reses se lidiaran efímeramente a nombre de su heredera la marquesa de Cúllar de Baza, a partir de 1910, porque rápidamente se venderían en diversos lotes, dando lugar a varias ramas de las que hablaremos a continuación. Algunas otras ventas de estas reses ya las mencionamos en anteriores artículos de TERRALIA, como por ejemplo en el caso de las ganaderías de Atanasio del Lamo y la familia Frías, La Rinconada, etc.


Rama 1ª de Cúllar de Baza: Rodríguez Collado, Pérez Padilla, Garro y Díaz-Guerra, Carrascosa

En 1912, una importante parte de la vacada de Cúllar de Baza es adquirida por don Luis Rodríguez Collado, de Navas de San Juan (Jaén), que mantiene hembras y machos por poco tiempo, ya que dos años después, en 1914, los enajena a don Tomás Pérez Padilla, vecino también jiennense pero de La Carolina. Lo primero que hace don Tomás es retentar todo lo provinente de Cúllar y aumentar lo aprobado con más reses adquiridas a don Joaquín López Moreno de Villena, que las tenía vazqueñas y vistahermoseñas, procedentes de López Salas y José Antonio Adalid, adoptando además un nuevo hierro en forma de P mayúscula y divisa morada y caña. Debuta en Madrid, en novillada nocturna, el 7 de agosto de 1920, en la presentación de los jóvenes Enrique Bejarano, de Córdoba (que terminaría siendo un importante torero de plata sin llegar a tomar la alternativa) y Juan Ruiz "Tallerito", sevillano, que se haría famoso en 1929, no por su condición de torero sino por matar a tiros al empresario mejicano señor Valiente de la Cruz en Ciudad Juárez. En 1921 Pérez Padilla aumenta la ganadería con un lote de 30 vacas y un semental, adquirido a doña Juliana Calvo, viuda de don José Bueno, que aún conservaba en su pureza la mitad de las reses de su marido, procedentes del marqués de Albaserrada. Al parecer, don Tomás mantuvo siempre por separado esta última punta de ganado, sin cruzarla con el resto, hasta después de la guerra civil española.

A partir del 29 de septiembre de 1940 pasa a ser su propietaria la sociedad formada por los vecinos madrileños don Teodoro Garro y los hermanos Díaz-Guerra, quienes cruzan todo lo que quedaba de Pérez Padilla, especialmente lo procedente de Albaserrada, con un lote de hembras y dos sementales, Miraflores y Guapetón, adquiridos a don Joaquín Buendía, de puro origen Santa Coloma y cambian a un nuevo hierro (en forma de anagrama con una G y una D invertida), manteniendo la divisa de Pérez Padilla. El estreno en Madrid de seis novillos lidiados a nombre de "Teodoro Garro y Díaz Guerra Hermanos" fue el domingo 26 de agosto de 1945, con un cartel en el que estaban el extraordinario e injustamente postergado torero madrileño, vecino del pueblo de Barajas, Rafael Llorente (que daría la vuelta al ruedo en el primero, en su última comparecencia de novillero, justo antes de tomar la alternativa en Barcelona y confirmarla el 7 de octubre del mismo año), el sevillano del barrio de Triana Luis Álvarez Pruaño "Andaluz Chico" (vuelta también en el segundo) y el malogrado mejicano Eduardo Liceaga (que se presentaba en Las Ventas y cortó la oreja en el tercero), quien fallecería un año después trágicamente, al recibir una horrible cornada del novillo Jaranero, del hierro de Concha y Sierra, toreando en la plaza gaditana de San Roque. La primera parte de la novillada resultó magnífica, bajando algo los tres últimos novillos.

Mención especial debemos hacer de tres ejemplares sobresalientes de Garro y Díaz-Guerra (Barrabás, Gavioto y Alcahuete sus nombres), lidiados el 4 de abril de 1948 en La Maestranza sevillana, dentro de una emocionante novillada, en la que resultaron heridos los jóvenes Sergio del Castillo (de Almería, que terminaría haciéndose un buen banderillero sin llegar a tomar la alternativa) y el toledano Francisco Sánchez "Frasquito"(que tuvo un gran éxito en el único que mató y al que cortó las dos orejas). Por ello, el tercer espada Rafael Ortega (extraordinario estoqueador gaditano de La Isla, de San Fernando) tendría que matar cuatro novillos. Otros novillos importantes fueron Gavioto y Flor de Jara (lidiados en Valencia el 3 de junio de 1949), Venaíto (el 9 de julio, mismo año y plaza), Aviador y Cañamero (en La Coruña), Andaluz (en Hellín), Relampaguito (en Madrid, el jueves 9 de agosto de 1951), Andujeño y Tejón (en este mismo coso el 12 de junio de 1952, que proporcionaron un gran triunfo al joven novillero salmantino Emilio Ortuño "Jumillano", que se presentaba ante el público venteño y salió a hombros al cortar una oreja de cada uno de los novillos). Garro y Díaz-Guerra Hermanos mantuvieron en sociedad la vacada hasta 1957, lidiando bastante, sobre todo en Madrid, pero en novilladas principalmente.

A finales de mayo de 1957 adquirió la ganadería de Garro y Díaz-Guerra don Laurentino Carrascosa, un importante agricultor y gran aficionado al toro de lidia, que poseía, entre otros muchos terrenos, la finca "Los Manantiales", en el término de Retuerta del Bullaque (Ciudad Real), en la ladera sur de los montes de Toledo, al abrigo de los fríos del norte, adonde trasladó las reses adquiridas. Don Laurentino ya era anteriormente propietario de una ganadería de origen gamero-cívico, vía Lorenzo Rodríguez de Espioja, adquirida a don Ignacio Cobaleda Gajate. Ese mismo año de 1957 vendería todo lo procedente de este último encaste (que sería luego el origen de la ganadería actual de San Martín, propiedad de José Chafik Hamdan Aman y que veremos con más detalle posteriormente, cuando tratemos de la raíz vistahermoseña). Al comprar, pues, las reses de Garro y Díaz-Guerra hizo con ellas una nueva vacada, principalmente a base de lo de Santa Coloma y Albaserrada, añadiendo además otros dos sementales de Joaquín Buendía. También cambió el hierro (una C dentro de un círculo con cuatro pequeños trazos externos), por lo que perdería la antigüedad de Garro y Díaz-Guerra, aunque mantendría todavía la divisa anterior, morada y caña, de Pérez Padilla.

El sábado 29 de junio de 1957 se estrenó don Laurentino Carrascosa en Madrid, con 5 novillos (el otro fue un remiendo de "El Pizarral", de la empresa madrileña Jardón), marcados aún con el hierro de Garro y Díaz-Guerra, para los jóvenes Francisco Antón "Pacorro" (uno de los dos ídolos de Alicante de entonces, el otro era Vicente Blau "El Tino"), Miguel Mateo "Miguelín" (natural de Murcia pero algecireño de adopción, gran maestro que sería más tarde contestatario y feroz rival de Manuel Benítez "El Cordobés" y que resultaría cogido en esta novillada) y el prometedor madrileño José Gómez Cabañero, que venía de triunfar nueve días antes en el mismo coso. Los novillos resultaron complicados pero hubo emoción y fueron aplaudidos por el público, aunque pusieran en dificultades a los toreros. Don Laurentino mantuvo su nueva ganadería a muy buen nivel posteriormente, durante los años sesenta, predominando en ella los pelos cárdenos, correspondientes a su origen Albaserrada-Santa Coloma, siendo solicitados y estoqueados por muchos toreros punteros de entonces (como por ejemplo Francisco Rivera "Paquirri", Dámaso González y Julio Robles, entre otros), especialmente en la zona de Toledo y La Mancha, consiguiendo lucimiento y grandes éxitos con ellos, al exhibir gran nobleza y docilidad. En 1970 falleció don Laurentino, pasando a lidiarse a nombre de "Sres. Herederos de Laurentino Carrascosa" al año siguiente, manteniendo el hierro y cambiando la anterior divisa a verde, encarnada y oro. Posteriormente, en 1984, su hijo, del mismo nombre, se propuso hacer un tipo de toro que se acomodase mejor a los gustos de los taurinos, por lo que adquirió a la ganadera sevillana doña Carmen Rodríguez Villadiego un lote de más de un centenar de vacas y dos sementales, que había adquirido ésta recientemente a Álvaro Domecq, de origen "Torrestrella". Dos años después, en 1986, vende todo lo que le quedaba de encaste Albaserrada-Santa Coloma al portugués José Francisco Varela Crujo y en 1988 adquiere a los hermanos Ángel y Juan Antonio Sampedro un lote de vacas, de procedencia Juan Pedro Domecq. De esta forma la ganadería tiene en la actualidad como propietario y representante a don Laurentino Carrascosa Gómez, contando sólo con reses de origen "Torrestrella" y Juan Pedro, ya que han desaparecido, desde hace bastante tiempo, los pocos vestigios que pudieran quedar de anteriores encastes, como eran los casos de Albaserrada, Santa Coloma (rama Buendía) y por supuesto el Jijón, con el que se inició este breve relato. Por esta razón, las reses que ahora pastan en "Los Manantiales" y en "Navalrincón" (en la cercana localidad de San Pablo de los Montes de Toledo) han cambiado las anteriores capas cárdenas por las ahora predominantes, que son las ensabanadas, burracas y castañas, además de haber aumentado volumen y cornamentas respecto a las anteriores. Y también se ha pasado de la emoción que tenían antes a la bondad y nobleza actual (a veces en exceso), lo que han confirmando los recientes resultados triunfales (¿o quizás triunfalistas?) en plazas como Almería (en 1994), Sevilla (en 1997), Castro Urdiales (en 2000 y 2001) y Algeciras (en 2002), así como algunos otros toros de buena nota puntual en diversos cosos. En todo caso, desde hace ya mucho tiempo, nada queda aquí de Jijón, que es con lo que comenzó esta línea ganadera.