El medio rural ya no es lo que era. Los que ya tenemos algunos años sabemos lo que eran los pueblos antes llenos de gente y la tremenda importancia social que tenía la agricultura cuando nos dedicábamos a ello el 20% -o más- de la población total del país.
Cuando la palabra Europa la usábamos para referirnos a algo lejano y exterior, antes de nuestra integración en la entonces llamada Comunidad Económica Europea (CEE)
Las cosas han cambiado mucho en el medio rural y en España, no sé si deprisa porque el concepto del movimiento suele ser algo muy subjetivo, pero lo cierto es que han avanzado probablemente mucho más deprisa de lo que hemos sabido adaptarnos las personas y las instituciones.
Algunos de los importantes cambios que se han producido en la sociedad moderna afectan de forma notable a los profesionales de la agricultura y ganadería y al mundo rural.
Por ejemplo en la actualidad los alimentos se han encarecido bastante para los consumidores (aunque nosotros los agricultores y ganaderos no percibamos beneficio de ello). Las grandes empresas de la distribución y sus grandes superficies de venta han obtenido un importante peso económico, político y, como decía Saramago, también social.
Ha aumentado de forma considerable -y a mi juicio de forma justificada- la preocupación medioambiental en la sociedad. Lo que ya ha hecho que cambien determinadas técnicas de producción agraria y ganadera y se hayan reorientado determinadas políticas agrarias, algo que se verá aumentado en un futuro inmediato.
Los mercados, no sé si en realidad son mucho más abiertos, pero es evidente que los intercambios comerciales han aumentado de forma exponencial y están mejor comunicados. Lo que hace posible, por ejemplo, tener melón o piña de Centroamérica, o ajo de China en cualquier lugar y época del año y así podríamos seguir con un largo etcétera. Este hecho tiene consecuencias muy importantes para determinados cultivos y producciones, y por tanto para los agricultores, se fomenta así la competencia leal, pero la desleal también.
El mundo se ha introducido en unas dinámicas de crecimiento y expansión que auguran que las energías van a estar caras y la fantástica solución que algunos países tenían en la recámara, por si las cosas se ponían mal que no era otra que la energía nuclear ahora no está tan clara como antes. Todo ello supone más costos y nuevos retos a la hora de poner en marcha el tractor, la bomba de riego o la calefacción de la nave de pollos o del invernadero.
Dar respuesta a todas estas realidades y seguir luchando por la mejora de la situación del medio rural sigue siendo para muchos de nosotros prioritario, como algo que necesita ser más explicado, mejor conocido y en muchos casos defendido, sobre todo en un mundo cada vez más urbano y más cerrado a concepciones que no sean las del modelo urbano predominante.
Tenemos claro que los medios y las técnicas de producción actuales se han mejorado mucho y a ningún agricultor se nos ocurriría producir remolacha, cereales, tomates o uva con la forma y las tecnologías de hace 40 años, por eso ahora nadie está pensando en aprender a labrar con bueyes o con una yunta de mulas, por mucho que nos suba el gasóleo agrícola y la promesa de tenerlo profesional ya sea una utopía.
No está tan claro, sin embargo, que sepamos usar las nuevas técnicas en otros aspectos como el de la organización social, la comunicación, las nuevas tecnologías, etc., por lo que en muchos casos ni sabemos valorar la importancia de los medios de comunicación, ni de las nuevas tecnologías, para la mejor defensa de nuestras causas y para exponer, comunicar y encontrar soluciones a nuestros problemas.
Las Organizaciones Sociales y Profesionales, así como la mayoría de los Partidos Políticos se han -nos hemos- quedado antiguos; con estructuras territoriales, de comunicación o de toma de decisiones de antes del estado de las autonomías, de antes de la integración en Europa, de antes de que existiesen los teléfonos inteligentes o redes sociales como facebook y twitter, incluso de antes de la generalización del correo electrónico que ya a los chavales les parece algo muy antiguo.
En lo que se refiere a las Organizaciones Profesionales Agrarias y a la organización representativa del medio rural, que partió de la Ley de representatividad sindical de 1977 donde nacieron unas organizaciones que han tenido su razón de ser y su papel en la historia reciente de España; pero que a mi modesto entender, se han quedado desfasadas.
Creo que muchos pensamos que sería pernicioso, además de improbable, que lo que se perpetúe para el futuro sean sindicatos de trabajadores con pocos afiliados que vivan de la voluntad administrativa de los gobiernos de turno, gobiernos constituidos por partidos con pocos socios que viven sólo de las subvenciones; y con organizaciones empresariales ídem y sindicatos agrarios ídem de ídem. Todos ellos alejados de los ciudadanos.
Hacen falta, a nuestro juicio, nuevas Organizaciones Profesionales Agrarias, o una profunda reforma de las existentes y nuevas ideas porque mucho de lo que hay no les sirve ni a los agricultores y ganaderos ni a los habitantes del medio rural.
Nosotros en La Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos ya nos hemos puesto manos a la obra. A pesar de que algunos les parece molestar que se muevan las estructuras de representatividad, las agrarias y las demás, y que cambie algo que ponga en peligro "su sopa boba", vamos a continuar y con más fuerza que nunca porque los nuevos tiempos requieren nuevas respuestas.